A NUESTROS LECTORES

Desde hace 70 números, Todo Trenes dirige sus esfuerzos hacia la gran familia de ferroviarios de ley y aficionados al ferrocarril que observan con preocupación el devenir de este medio de transporte. Nuestros informes, lejos de pretender tallar en polémicas de cualquier tendencia, con mayor o menor éxito buscaron siempre disipar las brumas que distorsionan la verdad para conseguir un testimonio lo más exacto posible para destinarlo a la posteridad.

Con ese rigor, con esa libertad, con ese cariño que nos inspiran nuestros destinatarios, que a la postre resultan ser nuestras mismas fuentes de información, es que realizamos nuestra tarea. La mayor satisfacción, es que quienes queremos que nos comprendan nos comprenden y que quienes queremos que nos crean nos creen. Sabemos que no podríamos mentirles, porque elegimos hablar de algo que forma parte de sus propias vidas, de su rutina laboral, de su cultura, de sus sentimientos.

Es fácil desde afuera, y sin comprensión de este fenómeno cultural que nos une entre nosotros y con los trenes, creer que es posible distorsionar las cosas persiguiendo propósitos difamatorios u otras ruindades. Esto es asi, porque lamentablemente ocurre cotidianamente con los hechos que interesan a la población toda, con "la gran política", con los medios masivos de comunicación. Es más facil que sumar 2+2 notar que sería imposible un comportamiento de esta naturaleza en un ámbito tan específico como en el que nosotros nos desenvolvemos y con una única fuente de sustentación que son nuestros mismos lectores. No es un disparate afirmar que Todo Trenes está hecha y dirigida hacia un grupo grande de amigos que no se mienten entre sí.

Que la prensa nacional recurra a un informe de una revista especializada como la nuestra para tratar un tema determinado, nos parece que debería ser un procedimiento correcto y normal de buen periodismo. Que lo que nosotros escribimos con un sentimiento de lealtad hacia un grupo grande de amigos sea considerado de interés, elevado y puesto a disposición de la opinión pública en general, sencillamente nos honra. Todo lo que viene después, no nos asombra ni nos menoscaba. Nunca pretendimos ser parte de una polvareda, pero si la verdad levanta polvareda, lo aceptaremos. Nadie desde este medio llamó "mentiroso" a ningún funcionario de la Nación; son nuestras verdades recopiladas durante años, publicadas en agosto y descubiertas por el diario La Nación en octubre las que contradicen al funcionario, y es él quien nos llama mentirosos, y por ende insinúa que les mentimos a ustedes, nuestros lectores. Quizás deberían reparar los funcionarios en que aún sin haber sido publicado ningún informe en ningun diario nacional, durante dos largos meses una parte no determinada del pueblo al cual representan y al que deben rendir cuentas, ya sabía esta verdad.

En estos tiempos de intereses cruzados, donde se habla de operaciones de prensa, de multimedios monopólicos, internas partidarias etc, queremos decirles a nuestros lectores que no hemos perdido el norte, que seguiremos escribiendo con y para ustedes, porque simplemente nos gusta lo que hacemos. Si esta tarea adquiere algún relieve público, lo asumiremos con tranquilidad. Nuestro próximo número no hará mención a todo este asunto, porque ya estaba programado que sería así, y no somos de cambiar nuestras ideas por conveniencias coyunturales o lo que muchos llamarían "oportunidad de trascender". La polvareda seguirá todo el tiempo que tenga que seguir, no depende de nosotros, que simplemente y en caracter personal vamos a defender nuestra verdad y la honestidad de nuestro proceder cada vez que sean puestas en duda.

Como argentinos, contribuyentes y votantes, queremos el éxito para nuestros funcionarios; estamos esperando con ansias el momento de poder ser elogiosos con ellos. Y por sobre todas las cosas, como personas de bien, también tenemos afanes de justicia.

Cordialmente.
Todo Trenes