Estación Elortondo, Santa Fe.
Una vieja y desahuciada FPD 7 se anticipa a la tormenta como un fantasma despabilado por los relámpagos.
Con andar constante bajo la llovizna, se aproxima al cruce de Elortondo con el FCRPB
Ya su estampa crece bajo el característico puente de tres tramos que actualmente transita FEPSA
Pasa la vieja máquina con sus vagones, y la dejamos ir...
Se pierden el espectáculo por muy poco los catangos de FEPSA, que en una heroica zorra encaran el cruce escapando a la tormenta.
Y se alejan de nosotros también...
Más adelante, y casi llegando a Venado Tuerto, la Nº 8499 avanza en dirección a Mendoza.
Entrada a Venado Tuerto, donde el tren relevará su personal
En Amenábar, una Montrealito está esperando desde hace horas el cruce con la 8499. Los viejos silos de la Junta Nacional de Granos y la negra tormenta le hacen "el aguante"
...que es largo...
Al fin aparece la 8499, y trae tormenta también desde Venado Tuerto. Estamos rodeados.
Al fin el cruce. La 8499 deberá esperar la llegada de otro tren que circula detrás de la Montrealito. El nuevo tren viene con una GT26, y deberá superar una dupla de Montrealitos en Tarragona, la vecina estación hacia Rufino.
Hacia allá vamos, pero no nos alcanza el tiempo; la 9404 viaja hacia Amenabar como si la acosara el pánico, y nos cuesta trabajo dar la vuelta y alcanzarla otra vez.
¡...a 70 y al Ocho!
La lluvia, otra vez en Amenabar, no nos permite ni abrir las ventanillas del auto
Las fotos no alcanzan para reflejar el infernal diluvio que se desató.
Los alrededores de la estación comienzan a verse azotados por el diluvio y a tornarse hostiles para el visitante.
Entrada de un estableciniento cercano a la estación, y el camino incitandonos a renunciar a la fiesta.
Tuvimos que esperar hasta que el diluvio menguara, cosa que -por suerte para nuestras ansias fotográficas- también hizo la tripulación de la Nº 9404.
Cuando al fin la Nº 9404 reanudó su marcha, fuimos en buscade la dupla de Montrealitos en Tarragona, pensando que quizás las cruzaríamos a medio camino.
Las dilatadas esperas de las cruzadas de un puñado de trenes,vuelven improductivas las jornadas de los conductores y de los equipos. El día ya terminaba y sólo cinco trenes lo habían colmado de espectáculo para nosotros -ellos y el chaparrón- pero nos quedamos con una amarga impresión de la poca agilidad que caracteriza a nuestros queridos trenes.
¡¡¡Que bonita historia en secuencia fotográfica!!!
ResponderEliminar¡Felicitaciones!